Cindie Capel Durán
Está bastante claro que internet ha cambiado todo. En el intento de modernizar la vida cotidiana haciéndola más fácil, esta herramienta está capacitada para eliminar cualquier costumbre por muy tradicional que sea.
Gestos tan comunes como coger un lápiz y dibujar o diseñar, hacer cálculos, coger un libro de un estante o simplemente tener un libro en las manos, en tu casa, verlo, tocarlo o sentirlo, están a punto de pasar a la historia.
La última moda, es el Ebook, comprendiendo éste como un libro que se puede descargar, un libro que se publica en Internet (páginas web personales, blogs, foros,etc) o un accesorio electrónico donde almacenar libros virtuales.
Si bien podemos sacar muchas ventajas a este invento como el ahorro del papel, facilidad de difusión y disminución de gasto económico en publicidad para el libro, lo cierto es que algunos no son muy partidarios de informatizar la literatura.
Internet se está convirtiendo en una biblioteca pública en toda regla. Más facilidades y menos gastos atraen a muchos autores noveles y atrapan a otros veteranos. Y su público persigue la palabra gratis.
Las imprentas tendrán que empezar a pensar creativamente para no dejarse ganar por el fenómeno que es el Ebook. En cuanto a tradición, y con esto me refiero a la acción tan antigua como la imprenta, leer un libro físico incluso se disfruta el doble, llevarlo a cualquier lugar, sin preocuparse de conexión WiFi, baterías bajas o esperar a que se carguen archivos una y otra vez...
Por otro lado y sin alejarnos del tema, el verdadero futuro del papel se encuentra en la tinta electrónica que, para resumir, consiste en una doble capa de papel, uno de ellos polimerizado y el otro contiene esferas con carga. Si debajo de la esfera hay una carga positiva o negativa, ésta se tornará blanca o negra creando en conjunto cada letra. De esta tinta estarán hechas las futuras publicaciones empezando por las revistas y periódicos, si es que alguno quedara sin informatizar.
Teniendo en cuenta que la tecnología ya no avanza gradualmente sino cada minuto, el fin de la imprenta se aproxima pero no hay duda que su sustituto está en Internet.
